Hilos PDO
Los hilos de PDO consiguen devolver firmeza al óvalo facial y tensar la piel del cuello con un procedimiento muy sencillo y seguro. Se trata de hacer una especie de malla, un entramado de hilos cruzados que sujete el tejido facial. Son hilos muy finos de un material reabsorbible y biocompatible, que se reabsorbe a los 6 meses con resultados que pueden mantenerse hasta por 2 años dependiendo de cada caso.
Es un tratamiento ambulatorio, que se realiza con una aguja-cánula muy fina, a través del tejido celular subcutáneo y al retirarla, la hebra queda tensada. Cada hilo provoca una fibrosis progresiva en el tejido celular subcutáneo, lo que facilita su anclaje a la piel. Es muy importante que se realice por un profesional experimentado para evitar complicaciones.
Este procedimiento estimula la piel para formar colágeno nuevo, además de fibroblastos. Esa es una de las mayores ventajas, resultando en una piel más elástica y brillante, con resultados muy naturales, progresivos y en armonía con la fisonomía del paciente. El efecto definitivo puede observarse las tres semanas, mejorando continuamente hasta alcanzar los tres meses.
Los efectos secundarios que pueden asociarse con mayor frecuencia son el enrojecimiento en los puntos de inserción, edema leve en la zona, hematomas si se rompe algún capilar, y dolor pasajero que desaparecerán en el plazo de 2 a 6 días.
Está indicado para personas a partir de 35 años que quieren prevenir, reparar y/o mejorar la flacidez y se puede combinar con otros tratamientos. Deben evitarlo las personas que tengan cicatrización queloide.
Los beneficios principales son la elevación de las mejillas, recuperación del óvalo facial, mejora de surcos nasogenianos, líneas de marioneta, arrugas del contorno de ojos y código de barras, elevación de cejas, mejora del doble mentón, reafirmación del cuello y “fox eyes”. También se puede usar a nivel corporal, por ejemplo, para el dorso de las manos, brazos y muslos, rodillas, glúteos e incluso abdomen.
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